domingo, 14 de julio de 2019

Papo

Creo que nunca te dije, aunque bien lo sabes, lo mucho que te quiero. Creo que nunca dije en palabras lo agradecida que estoy por todos los años que compartimos juntos.
Aunque ya eramos familia, y no tenías ninguna obligación, me dejaste entrar en tu casa. Me dejaste ser hermana de tus hijas. Me dejaste ser una más. 
Gracias a vos conocí a gente que me cambió la vida. Amigas que hasta el día de hoy caminan al lado mío y me aman a pesar de todo. Me dan la mano bien fuerte cada vez que las necesito.
Para mí sos Papo, porque sos como mi papá. Cuando nos tenías que retar, nos retabas a todas por igual. O salíamos todas o no salía ninguna. Era parejo. Era una más del clan.
Me dejaste compartir con ustedes los mejores fines de semana de mi vida. Me dejaste encontrar el lugar que me daba la libertad de ser quien era. Nunca me juzgaste, nunca me dejaste afuera. 
Cuando empecé a fumar y mis viejos ya lo sabían, y me dejaban que fumara, vos no me dejabas. Porque vos también tenías autoridad para mí y a vos no te gustaba que lo hiciera. Porque sabías que me estaba lastimando. Mirá qué ironía.
Siempre admiré tu fortaleza. La vida te la puso fea, más de una vez. Tuviste que lidiar con cosas que yo no sé si sería capaz de superar. Tuviste que sobreponerte a un desamor triste y desbastador. Te cambió la vida y aún así, como pudiste, saliste adelante. Te recompusiste. Te reinventaste. 
Sos un guerrero, un gladiador, un campeón de la vida. Y te admiro mucho. 
Pero sobre todas las cosas admiro a las hijas que criaste. La unión, el amor, el respeto, la genuidad, la compañía, el compañerismo, el sostén que son, su generosidad. Y eso es gracias a lo que vos les enseñaste. Porque vos sos todo eso. Ellas son un fiel reflejo tuyo. Tomaron de vos lo mejor que tenes y entre ellas lo potenciaron. 
Aún en tus dificultades para transmitir tus sentimientos y cariño, todas nos sentimos queridas y cuidadas por vos. A tu manera y de tu forma, estás ahí en todas las que te necesitamos.
Hoy vos nos necesitas a nosotras. Y acá estamos. Juntas, unidas, acompañándonos, y acompañándote. 
Tenes la resiliencia suficiente para salir adelante de esto. Tenemos tanto todavía que compartir, que disfrutarnos, tanto que vivir!!! 
La vida nos da segundas oportunidades. Y yo siento que esta va a ser la tuya. Tu oportunidad para que todas te digamos con palabras lo mucho que te queremos y lo mucho que te necesitamos. Tu oportunidad de volver a re-descubrir la vida desde otro ángulo, con otra perspectiva. 
La vida te da palazos en la cara, lo dijo una de mis hermanas, y cuánta razón tiene. Pero a veces estos palazos son necesarios para honrar la vida. Honrar a quienes tenemos al lado. Para sabernos más fuertes de lo que pensamos. Para sabernos juntos, unidos. Para honrar todo lo que tenemos y que fuimos forjando juntos.
Te amamos con todo nuestro corazón y nuestra vida. Vas a salir de esta. Y quizás algún día leas esta carta y sepas que tenés un lugar privilegiado en mí vida y en mi corazón. Y te estaré profundamente agradecida toda la vida por la familia que me diste.
Somos una tradición, y por siempre los seremos. Siempre juntos! 
Te amo.

Salú la barra.

Ella – Mi bebé

Dueña de una belleza única, un pelo largo, negro, imponente. Unos ojos achinados. Una piel mestiza. Un porte incomparable. Un aire a Pocah...